La figura de “El
Cenachero”, desaparecida actualmente,
es típica de Málaga, un vendedor de pescado durante los siglos XIX y
primeros del XX, con las capturas de sardinas recién sacadas del copo,
pregonando las ventas en los barrios cercanos a la playa.
De plato popular y humilde a un manjar saboreado en los
merenderos, conocidos como chiringuitos, con los pies rozando la arena de la
playa y la mejor melodía, los sonidos del mar, todo muy veraniego.
Variedad de merenderos son referentes en Málaga para disfrutar del espeto de sardinas, muy popular para degustarlo es la zona del barrio de Pedregalejo, pero toda la Costa del Sol exhibe ese típico modo de ensartar la sardina sobre la brasa, buscando ese punto exacto de asado, que luego se derrite en el paladar.
Toda una experiencia gastronómica en la playa a precio asequible, que incluso aprovecha para dorar otros pescados como calamar, dorada o lubina.
Las temperaturas que se alcanzan en la zona de colocación
y retirada de los espetos son muy
elevadas, el oficio no es fácil pero el resultado es excelente y muy sabroso.
De esa imagen, ya histórica, de gente en la arena asando
sardinas recién pescadas, a un oficio y cultura a mantener, en una Costa del
Sol que no puede perder sus orígenes y sabores.
Comprender las playas de la Costa del Sol es detenerse a
saborear el espeto de sardinas.
Enlace de interés: https://espeto.es/?page_id=2385
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