La capital legislativa de Sudáfrica, Ciudad del Cabo, daba la bienvenida con edificios modernos, pero sin duda, sobresalía su entorno natural, La Montaña de la Mesa dentro del parque natural, Table Mountain.
Abrazada por el parque natural, la capital, guardaba joyas
florales como la protea rey, planta
encumbrada como nacional del país, a la vez que arbusto antiguo, de más de 300
millones de años.
En Ciudad del Cabo era reconocible la variedad de sus
gentes, una fusión con muchas posibilidades para mezclarse, la capital fue
punto comercial portuario entre Asia y Europa, convirtiéndose en una gran urbe
estratégicamente posicionada.
Aquí se hacían notar las desigualdades, entre los que exhibían
coches de alta gama a los que buscaban en los contenedores de basura, era una
ciudad dinámica y muy turística, bien ubicada en el extremo sur de África.
En la gran montaña de la Mesa, la subida al teleférico
garantizaba las mejores vistas y atardeceres en la cumbre, a 1086 metros, era
una actividad muy popular para los viajeros.
Ciudad del Cabo no paraba y el antiguo puerto guardaba los
nuevos muelles de Victoria & Alfred Waterfront, una zona de paseo marítimo,
tiendas, restaurantes, incluso con puente levadizo, un espacio mucho más que
comercial con los embarcaderos históricos, desde donde partieron presos hacia Robben Island, entre los reos, Nelson
Mandela, Premio Nobel de la Paz en 1993.
En Ciudad del Cabo se proyecta positivismo, alegría como su
música callejera, artesanía, vestidos de colores y especialmente, sus gentes
sonrientes y enérgicas.
Enlace de interés:https://www.southafrica.net/gl/en/travel
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