martes, 12 de noviembre de 2024

UBUD, EL CENTRO DE BALI; Por Rosana Saburo

 

Aunque el primer contacto con la temperatura de la isla indonesia de Bali fue a primera hora de la mañana, tras salir del aeropuerto Denpasar-Ngurah Rai, se notaba el ambiente tropical, el calor húmedo, pero a mediodía era muy difícil exponerse al sol.

Bienvenida a Bali.



Con el servicio de taxi se empezaba a vivir atascos, carreteras estrechas, tráfico intenso, muchísimas motos y especialmente el sonido de pitidos constantes, que tenían un significado “no te muevas porque voy a adelantarte”.

Tras la estancia de tres días en Ubud, sí, me estrené conduciendo a la izquierda, nunca me había visto entre tanta moto, había que conducir con todos los sentidos en la carretera.

Ubud era el latido de la isla de Bali, su centro, donde conocí, al igual que en toda la isla, como los balineses colocan pequeñas canastas con flores, arroz, hojas de palma, Canang sari, además de sahumerio, un palito de incienso, en el que el humo está presente, ofrendas diarias, simples pero muy bellas.

En la avenida principal de Ubud estaba el templo Saraswati, entre estanque de flores de loto, iluminado durante la noche, fue el mejor escenario para el espectáculo de danza Legong, con movimientos que sólo actores jóvenes pueden realizar, dada las exigencias de flexibilidad corporal.

La avenida central también muestra el Palacio de Ubud del siglo XIX, una joya artística e histórica, ubicado muy cercano a las calles peatonales que invitan a los paseantes a acercarse a los puestos artesanales o de ropa.    

Los restaurantes se sucedían en el centro de la ciudad de Ubud, mostraban platos típicos balineses acompañados de arroz caliente, pollo cocinado en caña de bambú o con hojas de banano.

El bosque de los monos o Monkey Forest era la reserva natural con templos en pleno centro de Ubud, con protagonistas muy especiales, el macaco balinés de cola larga, una visita imprescindible.

Al norte de Ubud el templo Tirta Empul era la mejor muestra del significado sagrado del agua como purificante, los locales abrieron al público extranjero este espacio especial para ellos, allí los baños de purificación eran todo un ritual.  

Y a las afueras de Ubud las terrazas sembradas de arroz, acequias, puentes, caminos, regadíos tradicionales y el respeto a las lluvias monzónicas, al descanso de la tierra para nuevas siembras, no había latifundios, sólo pequeñas propiedades, eran las terrazas de arroz de Tegalalang, incluso Jatiluwih alcanzó ser catalogada como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO.

Sin duda, Ubud fue la mejor forma de comenzar el viaje a Bali.

viajarconrosana.blogspot.com

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

AMPUDIA, ESENCIA MEDIEVAL; Por Rosana Saburo

  En la comarca de Tierra de Campos, provincia de Palencia , Ampudia mantuvo lo fundamental de su historia, elevándose incluso a la declara...